50 consejos para redactar los artículos perfectos
No me considero una redactora experta, pero amo cada segundo que dedico a ello. Me apasiona trabajar con las palabras, optimizar las frases, multiplicar la eficacia de los textos. Pongo mucho cuidado y cariño en lo que escribo y así mantengo a mis clientes satisfechos.
Para ser un experto, según una teoría de Malcom Gladwell, se necesitan 10.000 horas de práctica en una actividad. De su teoría quedan fuera la motivación y el compromiso de hacer el trabajo lo mejor que puedes.
El talento innato no es suficiente para convertirte en un excelente redactor. Conozco periodistas con un don especial para escribir. Sin embargo, la falta de disciplina y el miedo al esfuerzo los han anulado en el campo profesional.
En Internet encontrarás muchos redactores freelance y redactores creativos que se autocalifican como expertos. Estudié las prácticas de trabajo de medio centenar de ellos. En su mayoría son redactores anglófonos. Sus clientes incluyen empresas de la lista Global 2.000 de Forbes y algunos aseguran tener ingresos cercanos al millón dólares en un año fiscal.
A partir de lo investigado hice esta lista. Recopilé consejos para redactores que empiezan su andadura. Lo que leerás a continuación te convertirá en un mejor redactor.
Conseguirás mejores resultados: más productividad, más calidad en cada pieza y más satisfacción con tus textos.
50 sugerencias para mejorar tu desempeño como redactor
Primeros pasos…
- Conocer tu audiencia objetivo. ¿Para quién estás escribiendo? ¿Qué sabes de él o ella? Este es el punto de partida: definir e investigar quién es tu audiencia objetivo. Por apurado que estés nunca te lances a escribir sin saber para quién.
- El tema. Lo ideal es redactar sobre temáticas en las que estás bien documentado y que te gustan. Cuando eres un redactor freelance el tema viene dado por encargo y toca dedicar muchas horas a investigar. Puedes ahorrar tiempo si el cliente te facilita fuentes de información o tienes una red de colaboradores que te apoyan.
- Escribir el titular primero. Aprovecha los que ofrezco en esta plantilla de titulares. El titular debe ser ingenioso e informativo. Es un imán, una puerta abierta y al mismo tiempo una promesa. Debe dar al lector una pista sobre qué trata el cuerpo del artículo. Lo ideal es que no lleve signos de puntuación, aunque por temas de SEO se ha extendido el uso de los dos puntos después de una palabra clave. Un recurso válido pero que denota cierta pereza mental.
- La fase de documentación. Con el título en mente sabes un poco cuál será el camino que debe tomar el artículo y entonces toca investigar. El buscador Wolfram Alpha me ha sacado de muchos apuros. Échale una ojeada.
- Identificar lo valioso. Si en tu artículo no quieres ser el eco de lo que dice todo el mundo, marca y recopila de cada una de tus fuentes aquel dato que crees susceptible de ser interpretado o mostrado desde un ángulo novedoso.
- Entrar en sintonía. Después que revisas todas las fuentes y antes de redactar, lee un texto relacionado con lo que vas a escribir. Que esté en el estilo en que te gustaría redactar tu propio artículo. Deja que penetren en tu mente sus estructuras, ritmos y modos. Yo lo llamo “sintonizar”. Cuando debo redactar un artículo sobre cosmética, por ejemplo, me paseo unos minutos por la sección de belleza en Cosmopolitan, Vogue o Telva.
- La primera oración. Formula una pregunta o una afirmación honesta y en apenas 8 palabras. Involucra hasta las vísceras al lector. Elige frases que apunten a la emoción, al deseo o la curiosidad.
- El gancho está en la autenticidad de las 100 primeras palabras. Las 100 primeras palabras son como los 10 primeros minutos en las películas de Hollywood. Te enseñan cuán buenas o malas son. En las 100 primeras palabras derrocha tu talento para que el lector haga: Wow!
- La lista de mensajes claves. Crea una lista de los mensajes más importantes que deseas tratar en el artículo. Luego amplia poco a poco esos mensajes y así nacerán los subtemas del post.
- Escribir sin censura. Cuando empieces a redactar, asume el texto inicial como un mero borrador. Así alivias la tendencia a la autocrítica y la búsqueda de la perfección. Para cada párrafo puedes escribir una oración inicial que introduzca la idea principal. Luego la desarrollas en las oraciones siguientes.
Redactar el cuerpo del artículo
- Mostrar los datos con responsabilidad. Da estadísticas y siempre cita la fuente. Ganarás credibilidad y es una cuestión de respeto hacia el lector y el proveedor de los datos.
- La pirámide invertida. Es una estrategia de periodismo que funciona. Lo más importante va al inicio del post y lo menos importante hacia el final, pero sin caer en cierres sosos e insulsos. A pesar de usar este orden jerárquico, tu deber es ofrecer estímulos para que el lector lea todo el material.
- La apariencia completa del texto debe ser compensada. Cada escritor tiene su estilo. Verás redactores que un párrafo es una oración. A veces dejan una palabra náufraga en medio de dos párrafos mayores romper la rutina. Otros prefieren los párrafos de 3 o 4 oraciones. Cualquiera que sea tu estilo, sé consistente. Verifica que todo el texto en su estructura sea balanceado a primera vista.
- La conclusión. Puedes cerrar con una llamada a la acción o retomando algo que comentaste al inicio, pero que ha evolucionado con la información ofrecida.
- Crear una guía de estilo. Es una herramienta indispensable para dar uniformidad, coherencia y aspecto profesional a todos tus artículos. No puedes escribir un blog corporativo sin las pautas de una guía de estilo. Mi preferido es el Manual de estilo para el periódico El País. Leerlo es como asistir a una clase de periodismo magistral; pero, para tus clientes con cinco páginas de pautas generales es suficiente.
- Imágenes e ilustraciones. Aumentarán el valor percibido de tu artículo. Tomate el tiempo que necesites para crearlas. Canvas es la plataforma que utilizo para editar las imágenes de cabecera de este blog.
- Una historia personal. Si tienes alguna historia personal que ilustre la idea que vas a tratar en el artículo, no dudes en usarla. Da la cara. Muéstrate. Opina. Reta el statu quo (siempre que tu cliente lo permita y sea oportuno). Las historias personales sirven para crear complicidad con el lector.
- Las películas, las novelas y las obras de teatro. Si careces de una historia personal, busca la historia alusiva en lo que has leído o visto en el cine, el teatro. Todos amamos las historias.
- Generar emociones. ¿Aparecen en tu texto expresiones con las que el usuario pueda identificarse? ¿Leerte le hará más feliz, relajado, inspirado o preocupado?
- No perder de vista la intención. Mantén tu mente con claridad el propósito por el que escribes.
Lo que debes evitar al redactar y otras mañas
- Evitar las oraciones largas. El lector se pierde en la subordinación y coordinación infinitas. Lo mejor es introducir el sujeto, luego el verbo y los complementos. Una oración larga conviértela en dos periodos. Aunque, de vez en cuando puedes introducir una oración extensa que esté bien justificada.
- Evitar los párrafos largos. En un párrafo es suficiente con cuatro o cinco oraciones, en especial para la lectura online.
- Variar la extensión de las oraciones. Una oración de una palabra o dos, puede crear énfasis y matar la monotonía en el texto. Además así modificas la velocidad de la lectura.
- Una idea en cada párrafo. Esto te ayudará a hacer una redacción más ágil y mejor estructurada. Fácil de entender.
- Las listas. Son las preferidas de los lectores que escanean el texto. Y además refrescan mucho la apariencia del contenido.
- Adecuación. Mientras más complejo es el tema sobre el que escribes, más sencilla debe ser la estructura.
- Sé breve. “La brevedad es hermana del talento”, lo dijo Antón Chejov.
- El borrador. En el afán de que todo esté perfecto a veces matamos una buena idea antes de tiempo. Crea un borrador primero y escríbelo en libertad. Posteriormente edita y haz las correcciones.
- Redactar como hablas. Este punto es cuestionable porque entra dentro del estilo de cada redactor. Tu lenguaje si es más o menos florido, poético, directo y claro depende también de la personalidad de la marca para la cual redactas. En el consumo online los usuarios van con prisas y la mitad de las neuronas están hipotecadas en otros temas. Leer puede ser una tarea dura, adécuate al nivel de tu público objetivo y comunica con claridad y sencillez.
- ¿En positivo o en negativo? Personalmente creo que funcionan mejor los textos en positivo, que inspiran y potencian lo mejor del lector. Incluso si hablas de errores, el enfoque constructivo deja un mejor sabor. En la web proliferan los textos cargados de “mal rollo”, con obscenidades y un lenguaje irrespetuoso. ¿Qué prefieren tus lectores?
Prepararse como redactor y el arte de corregir
- Aprender las reglas de ortografía y gramática. Tal y como te cepillas los dientes o te peinas cada día, dedica cinco minutos a diario a aprender reglas nuevas. Puedes empezar con el Libro Rojo de Cálamo&Cran, para luego ir a textos de José Martinez de Sousa y los manuales de la RAE.
- Herramientas online. Trabajarás con más rapidez si aprovechas los correctores ortográficos online y un diccionario de sinónimos y antónimos. Sinónimos.com, Hemingway Editor, MyStilus y SpanishChecker son mis favoritos. Ellos ayudan en los errores básicos, el trabajo minucioso de corrección todavía no hay programa online que lo haga, esa es tu tarea.
- La lectura en voz alta. La mejor manera para darte cuenta de cacofonías, ideas inconclusas o mal explicadas. Siempre lee en voz alta mientras corriges.
- Matar el “cantinfleo”. Lo que se puede decir con una palabra, se dice con una y punto. Elimina las muletillas, los conectores, las redundancias y todo lo superfluo.
- Examinar los adjetivos. Los adjetivos son palabras peligrosas. Carpentier los definía como las arrugas del estilo. Usa solo los necesarios y si puedes conviértelos en acciones: soy ordenado vs. ordeno mis…
- Potenciar los verbos. Emplea los verbos en tiempo presente y en voz activa siempre que puedas. Selecciónalos con cuidado y emplea aquellos que son potentes. Te permitirán ahorrar palabras en tus oraciones.
- ¡Cuidado con los adverbios! No caigas en la trampa de rellenar el volumen de palabras acordado en un artículo sembrando adverbios, locuciones adverbiales. En especial los terminados adverbios terminados en –mente, demuestran un lenguaje empobrecido.
- El SEO. Aprende sobre optimización de contenidos para buscadores. No es complicado. Los libros de Fernando Macía Domene en Amazon son los que recomiendo. Si escribes para Internet tienes que pensar en los lectores y también en los buscadores.
- Leer es una experiencia. Incluso si estás informando al lector sobre un tema aparentemente monótono, hay maneras de hacerlo con originalidad de forma que el texto induzca una agradable experiencia sensorial. Usa pequeños ingredientes vivenciales en el cuerpo del artículo.
- Tus palabras mágicas. Cada tipo de audiencia tiene sus palabras mágicas. Esas que sabes que gustan a los que te leen y que generan impacto. Es tu tarea identificarlas: ¿científico? ¿gratis? ¿lujo?, ¿honesto?, etc.
Redactar bien y luego dar un plus o ¡una cereza en el pastel!
- Dejar reposar el texto antes de entregarlo. Nunca corrijas y envíes el texto al cliente el mismo día. Los artículos hay que dejarlos reposar unas 72 horas antes de la última lectura. Siempre harás cambios con la mirada fresca. Y a veces, hasta lo reescribes parcialmente.
- Experimentación. De vez en cuando escribe para tu cliente una pieza diferente y observa las reacciones.
- Plantillas descargables. Se han puesto muy de moda como un recurso para ganarte el corazón de la audiencia. Funcionan y cada sector es susceptible de generar las suyas. Mientras más personas ayudes con tu trabajo, más amplia será tu influencia profesional.
- ¿Qué paso? No te limites a entregar los contenidos y dormir la siesta. Una vez están en manos de tus clientes o se publican has seguimiento de qué ha pasado con los textos. ¿Cuál ha sido su repercusión? Es información valiosa para ayudarte a mejorar como redactor.
- Amar el diccionario. Elige letras al azar y descubre nuevas palabras cada día. Algunos lectores se estimulan cuando descubren nuevos términos en tus artículos. El “no me hagas pensar” no funciona para todos.
- Leer. Lee todos los clásicos y grandes obras que puedas. No pierdas el tiempo con ligeratura. En mi altar están Borges, Monterroso, Lezama, Carpentier, Virginia Wolf, Toni Morrison y Hemingway. La forma en que emplean las palabras es fascinante. ¿Quiénes son tus favoritos?
- Releer lo que escribes al cabo de cierto tiempo. Cuando pasen varios meses de haber redactado un texto, vuelve sobre él. Aprenderás de tus errores y tomarás conciencia de tu evolución.
- Escribir alejado de distracciones. Por muy alto poder de concentración que tengas los elementos distractores y la multitarea reducen tu productividad. Apaga el móvil. Olvídate de Facebook. Saca el perro de la oficina y cierra la puerta.
- Afilar el hacha. Necesitas mantenerte mejorando como escritor. Para ello puedes tomar cursos online (Foxize School, Educaweb, Coursera y Journalismcourses.org). A mi me gusta revisar publicaciones académicas o ensayos (www.academia.edu) relacionados con el arte de escribir y el periodismo. Y si puedes, y no eres demasiado tímido, reúnete con colegas para intercambiar experiencias de trabajo.
- Vivir de la redacción. Con la redacción freelance puedes pagar las deudas, no te harás rico porque tienes que poner muchas horas y el tiempo es un recurso limitado. Está la posibilidad de generar ingresos extras y mientras duermes con cursos online, libros y guías en venta.
Tu cereza, te la mereces por llegar hasta aquí
- ¿Te gusta redactar? No pierdas de vista el placer. Si disfrutas redactando, aunque no seas un escritor brillante, hay una chispa que el lector siempre percibe y lo hará volver a ti.
Y este es el final de los 50 consejos y una cereza par redactores principiantes.
Estaré encantada de leer tus comentarios. Y también me gustaría saber qué haces para mejorar como redactor.
Gracias por el articulo, muy interesante. Muy buen consejo: Dejar reposar el texto antes de entregarlo.
Un saludo,
Ben